JUAN ANTONIO MATA
MARFIL.
( juanantoniomata.blogspot.com)
A PROPOSITO DE LAS
ELECCIONES GALLEGAS Y VASCAS.
Galicia ha votado, Euskadi también. Y lo han hecho en el
primero de los casos votando mayoritariamente al PP, aunque no ha ganado ni un
solo voto, sino al contrario ha perdido 130.000, aunque menos que el PSOE y en
el segundo al nacionalismo –PNV ha perdido también votos y 3 diputados- . Y lo
que es obvio es que en ambos casos se ha castigado duramente a la izquierda que
representa el PSOE. La esperanza de que en Galicia se pusiera freno y pie en
pared a las políticas de recortes y eliminación de derechos de Rajoy y su
Partido se ha esfumado; al contrario estás se han visto reforzadas.
Estas elecciones debieran llevarnos a todos, especialmente a los
que nos movemos y pensamos desde la izquierda social y política, a realizar una
serie de reflexiones profundas sobre las
causas de estos malos resultados, analizando lo que se ha venido haciendo y
defendiendo en los últimos tiempos, desde el campo de la izquierda.
La primera sería. ¿porqué la derecha y sus
políticas están recibiendo el apoyo mayoritario de los ciudadanos pese a que,
como todos sabemos, son los máximos responsables de la crisis económica que
venimos sufriendo desde mediados de 2007?. La
segunda, debería profundizar en las causas del por qué los ciudadanos están
castigando especialmente, de qué manera, al PSOE –lo hicieron en mayo y
noviembre de 2011, también lo hicieron aunque en menor medida en Andalucía y lo
han hecho nuevamente ahora -. La tercera,
debería analizar el porqué ese castigo se extiende más allá del PSOE y afecta a
toda la izquierda, ya que globalmente esta no solo está perdiendo poder
político, sino también influencia social. La
cuarta, sería si todo ello tiene que ver con la realidad de que los
ciudadanos, especialmente los de centro izquierda, que un Gobierno socialista,
realice políticas económicas propia de la derecha; la quinta habría que situarla en el análisis de las causas del
resurgimiento con tanta fuerza de los nacionalismos, tras dos experiencias de
gobiernos de coalición muy diferentes tanto en Cataluña como en Euskadi, con el
PSOE como eje central de los mismos, y recibiendo este partido un fuerte descalabro
electoral en estas comunidades autónomas.
La sexta, a nadie se nos debe escapar que la abstención ha superado el 35
por ciento, en unas elecciones como las autonómicas donde la participación
suele ser mayor; esta cifra debiera preocuparnos a todos. La séptima, ¿porqué
existe este divorcio tan grande entre la ciudadanía y la calle con la clase
política?. La octava: ¿pueden los sindicatos
por si solos, desde la movilización social confrontar de forma exitosa contra
las políticas que se nos vienen imponiendo desde la derecha? Es evidente que no
y menos en estos momentos donde también su influencia social ha disminuido.
Estas y otras muchas reflexiones sería necesario realizar de
forma, sí serena, pero inmediata. Lo que está claro en esta ocasión es que no
se debe ni se puede esperar a que se enfríen las cosas y tampoco vale esperar
sentado a que el otro se equivoque o cambie el ciclo electoral para recibir el
apoyo ciudadano. Y de todas estas reflexiones deben salir conclusiones claras, contundentes,
en la línea de que un nuevo proyecto político se hace necesario, con perfiles nítidos
y perfectamente definidos, cercano a las grandes inquietudes y a las grandes
preocupaciones de los ciudadanos, capaces de dar solución a temas como el
desempleo, la pérdida de derechos laborales, la falta de perspectiva de futuro
para nuestra juventud, el sistema fiscal
y financiero y en el que la defensa del Estado del Bienestar, de los derechos laborales
y sociales sean parte de sus elementos centrales, y todo ello sin olvidar que
se hace necesario un cambio en la forma de hacer política y en el que un nuevo
liderazgo, sin las rémoras del pasado reciente, sea capaz ilusionar y conectar con
la inmensa mayoría de los ciudadanos.
Para ello, la
izquierda en su conjunto, tanto política como social, se tiene que abrir en canal, pero no para
autodestruirse o abrir debates estériles sino para alumbrar algo nuevo, si queremos que ésta intervenga de
forma activa y positiva en la sociedad del futuro.
Albacete, 23 de Octubre de 2012
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