JUAN ANTONIO MATA MARFIL
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Tejero, pistola en mano en el Parlamento |
Hoy, hace tan solo 32 años, que un grupo
de fascistas, de fanáticos, de enemigos de todos los españoles, aunque se les
llenara la boca de “España”, intentaron quitarnos la libertad, y devolvernos a
las catacumbas, al miedo, a la represión. Militares y civiles, nostálgicos del
poder absoluto y de los 40 años de franquismo, intentaron segar por la
fuerza de las armas, por la violencia, el camino que habíamos iniciado hacia la
libertad y la democracia. Pero no lo lograron. El pueblo español y sus
instituciones democráticas, aunque con el Parlamento secuestrado, impidieron
que el intento de Golpe de Estado triunfara.
Y hoy, cuando se clausura el X Congreso de
CC.OO., la mayor organización social y sindical de este país, la que siempre ha
estado comprometida de forma clara y nítida con la libertad, la democracia y la
defensa de los trabajadores, no podemos por menos que reafirmarnos en nuestro
compromiso con ellas, pese a los seguros e importantes errores habidos y a lo
duro y difícil que está resultando esta crisis para todos, especialmente para
sus gr-andes victimas: los trabajadores. La libertad, la democracia con
mayúsculas, no pueden estar en cuestión, ni tampoco sus instituciones, ni sus
organizaciones sociales. Debilitar a las organizaciones sociales, como se está
haciendo, desde las instancias del poder que hoy nos gobiernan o desde aquellos
medios de comunicación mucho más cercanos a las ideas de los golpistas que a la
Constitución es debilitarla.
Han pasado 32 años desde aquel intento de
frenarla en seco, suficientes para que hayamos visto de lo que es capaz de
lograr el pueblo español en libertad y en democracia. Hemos visto como el país
avanzar y desarrollarse en cotas de libertad, de derechos civiles, de bienestar,
de progreso económico, desconocidos. Negarlo es negarnos a nosotros mismos y a
nuestra propia historia.
El cambio, el avance se consiguió por ese
compromiso colectivo, de sindicatos, de empresarios, de instituciones que
siempre han buscado antes el acuerdo a través del dialogo que la confrontación,
aunque esta haya sido necesaria en muchas ocasiones. El diálogo social ha
estado en el eje central de esa importante transformación , siendo
los sindicatos de clase, CC.OO. y UGT fundamentales, y los que, con toda
seguridad, más han puesto para hacerlo posible.
Por eso, hoy observamos indignados, si
indignados que ese el Dialogo Social, clave en las grandes transformaciones del
país, el Gobierno del PP lo está eliminando en su forma de hacer y entender la
acción política, imponiendo uno tras otro recortes sobre el marco de derechos
laborales y sociales que hemos construido entre todos, estrangulando la
economía real y con ello condenando al paro y a la desesperanza a 6.000.000 de
ciudadanos, al 50 por ciento de los jóvenes, recortando las pensiones, la
sanidad, la enseñanza, los servicios sociales y a su vez se entregando miles y
miles de millones euros a los auténticos responsables de la crisis, a los
bancos o privatizando la sanidad o la enseñanza; y sin olvidar que la
corrupción está aflorando a borbotones, afectando presuntamente a personas
allegadas a la Jefatura del Estado, a la cúpula del PP, a la cúpula de la
patronal, etc. La sociedad española ante todo ello no puede por menos que
decir: BASTA YA.
32 años después de aquel fallido Golpe de
Estado, la mejor forma de afrontar de verdad el futuro, es como entonces hizo
la sociedad española, hacerlo desde el compromiso y el dialogo y pactar una
serie de cambios en profundidad que nos permitan a todos recuperar la
credibilidad en las instituciones, en la política y en los políticos, en lo
público. Es evidente que esto no se logra ni a través de la mentira o el
engaño, ni esperando a que escampe, como está haciendo el SR. Rajoy y la Sra.
Cospedal en el caso Barcenas.
No se puede negar algo tan esencial como
el Dialogo Social; ni empeñarse en desprestigiar o ningunear a los sindicatos
presentándolos como antiguallas , ni de seguir por ese camino de recortar y
recortar, en solo reducir el déficit público, ni empeñarse en defender la
inmutabilidad de la Constitución, cuando la sociedad española no es la misma
que la de hace 40 años.
Por eso el mejor homenaje que podemos hacer a la sociedad española en un
día como hoy, es recuperar aquella ilusión, aquel compromiso colectivo de
defender la democracia y la libertad y hacerlo mediante el dialogo y el
acuerdo, y mientras esto no se produzca seguir saliendo a la calle a
manifestarnos, como se viene haciendo, para defender el modelo de sociedad
nacido con la Constitución, frente a aquellos que, con otros métodos a los del
23F, pero con consecuencias similares, la está poniendo en peligro.
23 de febrero de 2013
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