sábado, 27 de julio de 2013

PROFUNDIZAR LA DEMOCRACIA. RECUPERAR LA CONFIANZA.

JUAN ANATONIO MATA MARFIL
juanantoniomata.blogspot.com



Masiva manifestación contra el paro
Nuestro país está viviendo el mayor desprestigio de la política y de los políticos desde el inicio de la democracia; desprestigio que alcanza a la totalidad de sus instituciones y de las organizaciones sociales, políticas y económicas. La mayoría de los ciudadanos no confía en nada ni en nadie.

Mal asunto, además de muy delicado. Todos debiéramos tomar buena nota de ello. Tal percepción no es fruto de la casualidad,  sino que existen razones de fondo más que suficientes, que hay que analizar en profundidad si queremos que se recupere la confianza ciudadana perdida.

Sin duda la incapacidad política para dar solución a la crisis económica y muy especialmente la falta de respuesta a los 6.000.000 de parados, tanto a nuestros jóvenes, con cerca del 60 por ciento de ellos sin empleo y sin perspectiva alguna de encontrarlo a corto plazo, como a esos trabajadores parados de larga duración, ha contribuido sobremanera en esa crisis global de confianza. A lo que se ha añadido esa imposición de Europa y aceptada por los Gobiernos de España, de imponer como única salida políticas de austeridad, que ya todos conocemos y sufrimos.

Junto a éstos, son muchos más los elementos que la han acrecentado: la corrupción política y económica y la falta de medidas concretas para evitarla por parte de quien tiene en su manos la posibilidad real de hacerlo; la utilización de las instituciones en beneficio propio; el recurso, sin pudor a la mentira, al engaño como instrumento de acción política; el desmantelamiento por los actuales gobernantes de las partes esenciales del estado del bienestar; una reforma laboral que refuerza el poder a los empresarios y perjudica a los trabajadores; la falta de un debate político serio y razonado, en el que prime la propuesta y el acuerdo, en lugar del insulto, la descalificación del contrario, el regate corto, el golpe de efecto, el titular del periódico y sobre todo “y tú mas”, para esconder la realidad y confundir a los ciudadanos. Y todo ello aderezado por un número importante de medios de comunicación –no todos afortunadamennte- al servicio de intereses y grupos muy concretos, algunos de ellos claramente antidemocráticos, que no solo no informa, sino que desinforman, manipulan y enredan, contribuyendo con ello a aumentar la desconfianza. Son demasiados ejemplos los que nos confirman esta realidad.

Para que los ciudadanos recuperen la confianza perdida se necesita profundizar en la democracia. Hacerla más real y cotidiana. Extenderla e interiorizarla. Soy de los que creen que haría falta una refundación del sistema,  una reformulación, un nuevo concepto de democracia mucho más amplio del que nos dotamos en la transición y que nos permitió alcanzar amplias cotas de bienestar y libertad.

No vale ya un mero lavado de cara, sino que el cambio a de ser real y profundo.  Es necesario actuar con rapidez, vaya a ser que cuando se haga los ciudadanos hayan dado definitivamente la espalda.

Hoy, un estado democrático de verdad, debiera ser algo mucho más amplio que aquél en el que el poder se obtiene a partir de la votación ciudadana cada 4 años, y se somete solo a examen al final del mandato. El voto periódico de los ciudadanos es fundamental, pero insuficiente.  La acción política, en todos sus niveles, debe construirse cada día y estar sometida permanentemente a examen por parte de los ciudadanos, las instituciones y las organizaciones sociales.

Los cambios pasan por articular mecanismos de democracia real y participativa mucho más amplios que los existentes actualmente; deben existir unas instituciones de control y participación social autónomas e independientes, con autoridad y reconocimiento social, no sometidas al poder político de turno, y mucho menos a los vaivenes de éste; el poder económico debe estar sometido al político y no al revés como ocurre ahora, poniendo la economía al servicio de la sociedad y no de los grupos económicos; debemos tener unos medios de comunicación auténticamente autónomos e independientes de los poderes económicos y políticos, cuya autonomía sea real y no una ficción o una quimera, como es en estos momentos.

Protesta contra los recortes
En definitiva, una democracia que será creíble cuando los ciudadanos tengan la posibilidad cierta de intervenir diariamente en ella y sepan que cuando sucedan acontecimientos como los que estamos viviendo en nuestro país desde hace ya  demasiado tiempo, existan mecanismos institucionales rápidos y eficaces, capaces de actuar frente a los responsables directos, ya sean personas, colectivos, organizaciones o instituciones, por importantes que estos sean.

Habría que añadir una nueva cultura ciudadana verdaderamente democrática, que sea intolerante e intransigente contra todo lo que suponga abuso, engaño, manipulación, mentira y utilización de las instituciones y el poder democrático en beneficio propio. Una cultura de defensa de lo público, frente a lo privado; de lo colectivo, frente a lo individual; donde se prime el esfuerzo  frente al amiguismo y el enchufismo.

Un sistema que pueda terminar de una vez y para mucho tiempo con los métodos de los Barcenas y todo lo que esto supone; con los Camps o los Matas;  con los ladrones de los ERES; con los Urdagarin y los Torres; con los Díaz-Ferran o los Arturos Fernández, con los Bankias, o las CAM, con las estafas de las preferentes y las de Afinsa; con los políticos o empleados públicos que se corrompen y con las empresas y ciudadanos dispuestos a corromper. Un sistema en el que todos sepamos que el que la hace la paga de verdad; y en el que hacerse rico sin trabajar no sea un mérito o galardón, sino que tenga la reprobación y el desprecio social.

Este debiera ser el auténtico debate social, sin olvidar las soluciones crisis y al paro, que ha de iniciarse desde ya y desde todos los estamentos, siendo el eje central de un programa capaz de producir los grandes cambios que la sociedad demanda y el país necesita, que de paso una nueva forma de hacer y entender la política, que abra las puertas a una nueva generación de personas comprometidas y capaces, tanto en la derecha como en la izquierda,  muy alejada de los vicios de la actual, capaz de afrontar con seriedad y rigor el futuro de este país.

Albacete, 25 de Julio de 2013.


miércoles, 10 de julio de 2013

LA ULTRAACTIVIDAD DE LOS CONVENIOS COLECTIVOS Y CANDY SPAIN.

JUAN ANTONIO MATA MARFIL
juanantoniomata.blogspot.com



Los trabajadores de Candy movilizados
El pasado día 8 se cumplía el primer año de vigencia de la mal llamada Reforma Laboral -se reforma aquello que se quiere arreglar o mejorar, no lo que se pretende destruir, como es el caso-, entrando en vigor la llamada clausula de ultraactividad de los convenios colectivos. Sin lugar a dudas este es el mejor regalo que Rajoy y toda su pandilla de presuntos corruptos han regalado a la Patronal.

Cumpliéndose este primer año, una gran empresa de Albacete, que conozco muy bien sindicalmente, CANDY SPAIN, ha anunciado que va a aplicar esta clausula y dejar a los 259 trabajadores de su plantilla sin convenio colectivo. Este es el caso.

Hace más de 25 años, concretamente en 1990, que la empresa CANDY SPAIN, perteneciente al Grupo Vidal de Molina de Segura, y dedicada a la fabricación de golosinas, se instaló en la localidad albaceteña de Hellin, con una plantilla en torno a 200 trabajadores.(Ver)

Candy Spain llegó pagando el Salario Mínimo Interprofesional a sus trabajadores y sin más derechos que los recogidos en el Estatuto de los Trabajadores. Costó años de reuniones, de asambleas, de denuncias, de movilizaciones, de plantes, de reclamaciones judiciales, hasta lograr que la empresa, obligada inicialmente por una sentencia del Juzgado de lo Social de Albacete, se sentara a negociar el convenio colectivo. Hasta llegar a este momento pasaron varios años, pero al final se había logrado el objetivo.

No fue fácil negociar el primer convenio, pero se llegó a un acuerdo que mejoraba sustancialmente tanto las condiciones económicas como laborales de los trabajadores de su plantilla, aunque estaban lejos de las que tenían los de la empresa principal, Golosinas Vidal. Convenio al que fueron sucediendo otros, que en más o menos mejoraban el anterior. Siempre las negociaciones con la empresa fueron duras, durísimas, pero al final se lograba cerrar con un convenio digno.

Al no haberse podido negociar el convenio colectivo que estaba en vigor -hacía más de un año que había vencido- por la negativa de la empresa a suscribir acuerdo alguno, pensando sin lugar a dudas en los beneficios de la clausula de ultraactividad, ésta comunica a los trabajadores el día 8 de Julio,(Ver) que a partir de esa fecha el convenio desaparece y con él las condiciones económicas y laborales pactadas, pasándose a cobrar el Salario Mínimo Interprofesional y que el resto de las condiciones laborales: jornada, vacaciones, bajas por enfermedad, turnos, etc,  serán las establecidas en el Estatuto de los Trabajadores.

Con ello se vuelve a las mismas, idénticas e inaceptables condiciones de trabajo de hace más de 25 años, y a la desaparición de todos y cada uno de los derechos pactados y recogidos año a año en los diferentes convenios negociados entre la empresa y los sindicatos.

A esta situación se llega, no por casualidad, sino gracias a esa Reforma Laboral, destructora de derechos básicos para los trabajadores y aprobada por el Gobierno de Rajoy y del PP utilizando su mayoría absoluta.

Como los trabajadores de CANDY SPAIN, aunque es la primera que lo ha anunciado oficialmente, hay hoy más de 1.500.000 de trabajadores en toda España que han visto decaer sus convenios colectivos con lo que ello representa, y otros tantos, que fruto de esta norma, se han visto obligados a aceptar un mantenimiento, cuando no un empeoramiento en las condiciones económicas y laborales recogidas en sus respectivos convenios colectivos, aunque en la empresa o sector donde el sindicalismo de clase es fuerte, la capacidad de maniobra de la empresa ha sido mucho menor.

Es evidente que de esta situación hay dos responsables directos y únicos: Rajoy y su Gobierno y la dirección de la empresa que actuando sin escrúpulos pretende devolver a los trabajadores a la época de las cavernas. NO TIENEN PERDÓN NI EL PP CON SU REFORMA, NI LA EMPRESA CON SU DECISIÓN.

Esperemos que la movilización de los trabajadores, la acción firme y contundente de los sindicatos de clase y la intervención de la justicia impida tal atropello en esta empresa y en todas donde se intenten por parte de los empresarios.


Albacete, 10 de Julio de 2013