JUAN ANTONIO MATA MARFIL
Tal día
como hoy, hace 42 años, se legalizó el Partido Comunista de España, partido en
el que militaba desde 1973. Era Sábado Santo.
Volvía de
Alicante en mi coche cuando escuché la noticia por la radio. Imaginaros mi
alegría y la de cientos, la de miles y miles de ciudadanos de este país. Llegué
a Albacete a las 9.30 de la noche. Un grupo de militantes nos reunimos a
celebrarlo y organizarnos para salir el domingo de Resurrección al centro de la
ciudad a repartir propaganda en libertad, como se hizo en la mayoría de pueblos
y ciudades.
Lógicamente,
fue un acontecimiento que marcó el devenir de nuestro país. Sin la legalización
del PCE el proceso de transición de la dictadura a la democracia no hubiera
sido posible.
.
Imaginaros
igualmente la tensión y la indignación de todos aquellos que desde los aparatos
del Estados y otras instituciones estuvieron frenando, dinamitando por todos los medios, incluido el
asesinato –no hacía tres meses de los asesinatos de Atocha-, para que la libertad
y la democracia no llegara y el proceso iniciado fracasara. La revuelta en los
cuarteles y en las estructuras del Régimen fue mayúscula. No pararon hasta el
23 de febrero de 1981, cuando asaltaron el Congreso de los Diputados, aunque el
Golpe de Estado fracasó.
Hoy no
puedo por menos que recordarlo y hacerlo con alegría y afirmar que el PCE fue
un partido decisivo en la lucha contra la dictadura y para que la
senda de la libertad y la democracia se abrieran camino. Su contribución y la de
de sus militantes nadie puede ni debe negar. Éramos muchos, jóvenes y menos jóvenes que
creíamos en la libertad y la democracia como factores decisivos para el avance
y el progreso social.
Es evidente
que hoy, la sociedad es completamente diferente a la de los años setenta. Hoy
vivimos en libertad y el país se ha transformado profundamente. Solo hay que
mirar nuestras ciudades, nuestras infraestructuras, nuestra sanidad o
enseñanza, nuestros servicios sociales. Pero ello no puede ser óbice para
afirmar que quedan muchas, demasiadas cosas, por transformar.
Seguro
que se cometieron muchos errores !quien en aquellas circunstancias no los hubiera cometido! y que el cambio no fue ni todo lo contundente
ni radical que muchos deseábamos, pero fue el posible. No acepto que se
califique a quienes estaban al frente de la organizaciones políticas y
sindicales de la época ni de casta, ni mucho menos, de régimen del 78. La
llamada generación de la transición debiera tener, por el contrario, un amplio y merecido reconocimiento
social.
En estos
momentos no podemos ni debemos pasar por alto que hay quienes, usando el
sistema democrático, están intentando devolvernos al pasado, recurriendo al
miedo, a la tensión, al insulto, a la descalificación, a la mentira, con el
objetivo de controlar el poder político y desde él imponernos a los segmentos
más débiles de la sociedad, a los trabajadores, a las clases medias, recortes
de las libertades y una vez logrado imponernos con más facilidad recortes sobre los
derechos sociales y laborales básicos que durante estos años de libertad hemos
conquistado. Sabemos por experiencias recientes que cuando gobiernan no lo
dudan.
Estamos
viendo que con mensajes simplistas, y directos, pero muy peligrosos, se intenta crear miedo
y zozobra en la inmensa mayoría de los ciudadanos. La extrema derecha se ha
hecho con el poder en EE.UU, en Brasil, en Italia, Hungría o está avanzando en
muchos países europeos.
Recordar que este 42 aniversario de la legalización del PCE nos debe servir como acicate
para reforzar nuestro compromiso con la libertad, la democracia y el progreso
social, y que ese compromiso se transforme en participación y votos el próximo
28 de Abril. El mío está garantizado.
Albacete,
9 de Abril de 2019.
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