Diversas fotos del 14-D en Albacete |
La
convocatoria fue un éxito total. El país se paralizó por completo. Fue una
huelga aparte de obrera, también ciudadana y además pacífica. No fue una
huelga, como se pretendió argumentar por la dirección del PSOE y por la
Patronal, ni revolucionaria ni violenta. No tenía por objetivo derribar a
ningún gobierno ni hacerse con el poder. Fue para exigir, nada más y nada
menos, que un cambio en la política económica, social y laboral del Gobierno.
Fue, como afirmé aquel día en la Plaza del Altozano, “para abrir las puertas y
ventanas de la Moncloa y lograr que el aire fresco de la ciudadanía entrara en
el despacho de Felipe González.”
En
la provincia de Albacete el paro fue total. Desde la universidad al campo;
desde el comercio –con alguna excepción- a la administración pública; desde la banca
a la enseñanza y la sanidad; de la industria a los servicios. Albacete,
Almansa, Hellín, La Roda, Villarrobledo, La Manchuela entera, los pueblos de las
sierras de Alcaraz y de Segura. Todo se paralizó. Y la manifestación de las 12
en el Altozano fue impresionante, de las mayores que se conocen, pese al frío. Según
diversas fuentes, Albacete se situó entre las provincias donde la participación
fue mayor de toda España.
Las
razones que llevaron a los sindicatos a convocar esta Huelga fueron claras,
evidentes y sobre todo justas.
Veníamos
de una fuerte crisis económica que dio como resultado la destrucción de miles
de empleos, especialmente en el sector industrial; una fuerte pérdida del poder
adquisitivo de los salarios de los trabajadores; la extensión de la
contratación eventual. La cobertura del desempleo no llegaba ni al 30 por
ciento; y cuando la recuperación se empezó a ser evidente, llegaba
exclusivamente a los de siempre, a los empresarios. Entre los datos más
reveladores: el reparto entre las rentas del trabajo y el capital. Las del
trabajo cayeron más de cinco puntos, situándose por debajo del 50 por ciento, y
las del capital aumentaron en el mismo porcentaje.
A
todo ello, se unió el anuncio por parte del presidente del Gobierno de la
creación de un contrato, llamado ‘de inserción’, que regalaba a la patronal
mano de obra prácticamente gratis a cambio de nada, lo que significaba
profundizar en la destrucción de empleo fijo a cambio de otro precario y sin
derechos; regalado, en definitiva. Era un contrato que invitaba al despido del padre
del trabajo fijo, a cambio de la contratación temporal y sin derechos del hijo.
La
huelga fue una demostración sin precedentes de la fuerza del movimiento
sindical, y un decir basta a unas políticas neoliberales que iban no solo contra
los trabajadores, sino contra la mayoría social del país; y sobre todo contra
el avance y el progreso. Una política económica al servicio exclusivo de los de
siempre, del capital.
Primera Pagina de La Verdad de Albacete |
Y
además sirvió para reforzar a los sindicatos de clase como instrumentos
imprescindibles de defensa de los intereses de los trabajadores y con ello modernizar
no solo las relaciones laborales, sino intentar un cambio de las políticas
económicas.
Se mejoró el reparto de la riqueza, pero no se
pudo entonces, ni se ha logrado después, cambiar el modelo económico.
Con
la llegada del PP al Gobierno de España en 2011, o de Cospedal al de Castilla-La
Mancha, con el falso argumento de la crisis económica, se nos han arrebatado y
destruido buena parte de aquellas conquistas económicas, laborales y sociales
que se fueron tejiendo a lo largo de muchos años de lucha, buena parte de ellas
derivadas de aquella importantísima huelga general del 14D.
Es
una fecha y un hecho que hay que rememorar no con nostalgia, sino mirando al
futuro. Debe servir de acicate a todos, especialmente a los trabajadores, para encarar
el presente y para que esa mirada se convierta en acción capaz de recuperar
todos y cada uno de aquellos derechos que nos han sido arrebatados, y nos
permita sentar las bases para construir otros nuevos, y muy especialmente para
que la economía esté al servicio de toda la sociedad, y para que la riqueza sea
repartida justamente y no se concentre, como viene ocurriendo, en manos de unos
pocos.
Los
sindicatos de clase en España fueron imprescindibles para lograr la libertad
primero; para construir un marco amplio de derechos para los trabajadores y las
clases populares después. Y hoy lo siguen siendo para recuperar lo arrebatado y
lograr un país mucho más justo y solidario y donde las desigualdades sociales
sean infinitamente inferiores a las actuales.
Sin
sindicatos de clase fuertes no hay avance ni progreso social posible. Es algo
que no debemos olvidar.
Albacete,
14 de diciembre de 2018-12-13
Juan Antonio Mata
Marfil
Una época muy luchadora
ResponderEliminar
ResponderEliminarefectivamente lo fue, y dio como sus buenos frutos para el conjunto de los trabajadores. Debemos aprender de ello y mirar al futuro, no verlo como época que fue, sino hacer que la lucha siga y se sigan construyendo derechos.
Pues sí, una huelga necesaria y con resultados, aunque tardaron. Felipe González dijo que entendió el mensaje... pero era falso. Todos los ministros de trabajo del PSOE eran de izquierda moderada y, a cambio, todos los ministros de Economía fueron de derechas, como la política económica de aquellos gobiernos "socialistas". Buena parte del desbarajuste social que ahora tenemos hay que " agradecerlo " a aquel PSOE que no sembró la semilla de la izquierda (socialdemocracia, más bien) honesta y consecuente que germinara, fructificara y se consolidara en España.
ResponderEliminar
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con tus reflexiones Damian.